EL CUENTO DE LAS ARENAS (versión de Awad Afifi el Tunecino)

Kepa Kamiña nos recuerda esta vieja historia y nos pide que la colguemos aqui. Gracias Kepa!!!

 

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Un río, desde sus orígenes en lejanas montañas, después de pasar a través de toda clase y trazado de campiñas, al fin alcanzó las arenas del desierto. Del mismo modo que había sorteado todos los otros obstáculos, el río trató de atravesar este último, pero se dio cuenta de que sus aguas desaparecían en las arenas tan pronto llegaba a  éstas.

 

    Estaba convencido, no obstante, de que su destino era cruzar este desierto y sin embargo, no había manera. Entonces una recóndita voz, que venía desde el desierto mismo le susurró:

 

«el Viento cruza el desierto y así puede hacerlo el río»

 

    El río objetó que se estaba estrellando contra las arenas y solamente conseguía ser absorbido, que el viento podía volar y ésa era la razón por la cual podía cruzar el desierto. «Arrojándote con violencia como lo vienes haciendo no lograrás cruzarlo. Desaparecerás o te convertirás en un pantano. Debes permitir que el viento te lleve hacia tu destino»

 

-¿Pero cómo esto podrá suceder?

 

     «Consintiendo en ser absorbido por el viento». Esta idea no era aceptable para el río. Después de todo él nunca había sido absorbido antes. No quería perder su individualidad. «¿Y, una vez perdida ésta, cómo puede uno saber si podrá recuperarla alguna vez?» «El viento», dijeron las arenas, «cumple esa función. Eleva el agua, la transporta sobre el desierto y luego la deja caer. Cayendo como lluvia, el agua nuevamente se vuelve río»

 

-«¿Cómo puedo saber que esto es  verdad?»

    «Así es, y si tú no lo crees, no te volverás más que un pantano y aún eso tomaría muchos, pero muchos años; y un  pantano, ciertamente no es la misma cosa que un río.»

 

-«¿Pero no puedo seguir siendo el mismo río que ahora soy?»

 

    «Tú no puedes en ningún caso permanecer así», continuó la voz. «Tu parte esencial es transportada y forma un río nuevamente. Eres llamado así, aún hoy, porque no sabes qué parte tuya es la esencial.» Cuando oyó esto, ciertos ecos comenzaron a resonar en los pensamientos del río. Vagamente, recordó un estado en el cual él, o una parte de él ¿cuál sería?, había sido transportado en los brazos del viento. También recordó –¿o le pareció?– que eso era lo que realmente debía hacer, aún cuando no fuera lo más obvio. Y el río elevó sus vapores en los acogedores brazos del viento, que gentil y fácilmente lo llevó hacia arriba y a lo lejos, dejándolo caer suavemente tan pronto hubieron alcanzado la cima de una montaña, muchas pero muchas millas más lejos. Y porque había tenido sus dudas, el río pudo recordar y registrar más firmemente en su mente, los detalles de la experiencia. Reflexionó:»Sí, ahora conozco mi verdadera identidad» El río estaba aprendiendo pero las arenas susurraron:»Nosotras conocemos, porque vemos suceder esto día tras día, y porque nosotras las arenas, nos extendemos por todo el camino que va desde las orillas del río hasta la montaña» Y es por eso que se dice que el  camino en el cual el Río de la Vida ha de continuar su travesía está escrito en las Arenas.

 

Esta hermosa historia es corriente en la tradición verbal de muchas lenguas, circulando casi siempre entre los derviches y sus discípulos. Fue transcripta en la obra «La Rosa Mística del Jardín del Rey» de Sir Fairfax Cartwright, publicada en Gran Bretaña en 1899. La presente  versión es de Awad Afifi el Tunecino, que murió en 1870.

3 comentarios en “EL CUENTO DE LAS ARENAS (versión de Awad Afifi el Tunecino)

  1. Esto me recuerda las historietas del Paulo Coelho en el dominical, que lejos de estar bien escritas están mal traducidas o mal interpretadas para que el relato guarde una mínima tensión.
    A ver, el río descubre su verdadera esencia al perder su forma física en el viento el cual le permite recuperarla más allá de las arenas. Las arenas ya se lo sabían, pero las muy cucas no se lo dijeron al río, o si?, ¿no sería la recóndita voz del desierto? ¿no sería que esa voz representaba a las arenas buenas? ¿No? bueno entonces en las arenas está escrito el camino del río, pero el río es torpe y no sabe leerlo. Me hago un lío. Que alguién me lo explique. Porfa.

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  2. Con el debido respeto, a mi durante un buen tiempo en varias lo he leído revivido, y me parece que lo que uno demora y le cuesta mucho, especialmente entregar, soltar, dar el ego (no solamente cosas, apetencias, ) Creo que soltar, abandonar el ego aliviana muchísimo.Y de esa manera uno puede ser elevado, para cruzar o ser llevado para SER….. y ser verdaderamente uno mismo. Pero debe descubrirlo uno mismo. Por eso las arenas no arguyen, y HABLAN DESPACITO cUANDO SE TRATA DE ESTAS COSAS DECÍDMELAS DESPACITO…. porque me da miedo volar…

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  3. Con el debido respeto, a mi durante un buen tiempo en varias lo he leído revivido, y me parece que lo que uno demora y le cuesta mucho, especialmente entregar, soltar, dar el ego (no solamente cosas, apetencias, ) Creo que soltar, abandonar el ego aliviana muchísimo.Y de esa manera uno puede ser elevado, para cruzar o ser llevado para SER….. y ser verdaderamente uno mismo. Pero debe descubrirlo uno mismo. Por eso las arenas no arguyen, y HABLAN DESPACITO cUANDO SE TRATA DE ESTAS COSAS DECÍDMELAS DESPACITO…. porque me da miedo volar…

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