Metamorfosis

Una adaptación de un cuento tradicional japonés llamado «El sauce verde».
Un ejemplo de cómo «Vida y mente son sistemas en proceso continuo de transformación», y de cómo «toda conducta- todo comportamiento – ( en algún nivel) tiene una intención positiva, y es útil en algún contexto».

El final traducido dice así:

El árbol que mueve algunos a lágrimas de felicidad,
en la Mirada de otros no es más que un objeto Verde
que se interpone en el camino.
Algunas personas Ven la Naturaleza como algo Ridículo y Deforme,
y aun algunos pocos no ven en la naturaleza nada en especial.
Pero para los ojos de la persona de imaginación,
la Naturaleza es imaginación misma.

William Blake

Gracias Nora por la aportación.

SER NADIE EN ESPECIAL

(Una aportación de Ana García de Motiloa)

“En el techo del comedor colgaba un loro disecado, y en su pico dorado se balanceaba una tarjeta que decía:

“Estamos entrenándonos para ser nadie en especial”

A menudo me lo he repetido para mis adentros, trabajando contra mi necesidad de logros y reconocimiento, y el descontento que podía generar.

“Estoy entrenándome para ser nadie en especial”

Al repetir mentalmente estas palabras, sentí cómo me redireccionaban desde una determinada y seductora lucha y excitación y enfermedad, hacia un foco más estable:
OLVIDA LO QUE LOS DEMÁS PIENSAN DE TI,

Olvida los objetivos futuros de logros; y llega, en su lugar, con este cuerpo y mente a asistir al momento presente:
ESTA ES LA PLENITUD DE LA PRÁCTICA.”

Sandy Boucher
“Primavera escondida”

La lectura de este pequeño texto me ha llevado a reflexionar sobre el significado de ser nadie en especial.

Para llegar a ello, quizá sea necesario tener un ego bien estructurado y, a la vez, humilde para lograr asumir el acto del desmontaje pieza a pieza, capa a capa, secuencia a secuencia…o tal vez practicar a menudo frente al espejo para ver que desde el otro lado, en realidad, nadie me mira o puede que no haya que hacer nada en especial.

Hay una sentencia que, más allá de su significado literal, creo que es una muy sabia metáfora que nos indica que ciertos conocimientos, ciertos aprendizajes se hacen desde el dolor: “La letra con sangre entra”.

Duele mirar a lo que no tengo y sobre lo que he filmado más de una película para completarlo; mirar al vacío, a la nada, soltar las identificaciones…

Creo que hay que hacer un duelo ante esa pérdida que ya, de antemano estaba perdida, duelo que no conviene prolongar en el tiempo, pues del dolor   pasaríamos y pasamos la mayoría de las veces al sufrimiento, a lo que tiene que ver más con la mente y nos acerca a posturas claramente neuróticas.

Con el tiempo, he llegado a darme cuenta de que en cierta clase de sufri-miento, hay un componente grande de mentira.

Ser nadie en especial me ayudará a colocarme más cerca del silencio.

Ana García de Motiloa.

Vitoria 8 de Abril de 2009

EL CUENTO DE LAS ARENAS (versión de Awad Afifi el Tunecino)

Kepa Kamiña nos recuerda esta vieja historia y nos pide que la colguemos aqui. Gracias Kepa!!!

 

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Un río, desde sus orígenes en lejanas montañas, después de pasar a través de toda clase y trazado de campiñas, al fin alcanzó las arenas del desierto. Del mismo modo que había sorteado todos los otros obstáculos, el río trató de atravesar este último, pero se dio cuenta de que sus aguas desaparecían en las arenas tan pronto llegaba a  éstas.

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El maestro sabio

(Una historia que cuento cuando quiero ilustrar qué es ser congruente).

Cuando Nasrudín era magistrado, se presentó a él una mujer con su hijo.

-­ Este muchacho ­le dijo­ come demasiado azúcar. No me puedo permitir el lujo de darle todo lo que él quiera. Por ello te pido formalmente que le prohíbas comerlo, ya que a mí no me obedece.

Nasrudín le pidió que volviera al cabo de siete días. Cuando ella volvió, aplazó de nuevo su decisión hasta la semana siguiente.

-­ Muy bien­ – dijo al muchacho– ­. Te prohíbo tomar más de tal y tal cantidad de azúcar al día.

La mujer le preguntó entonces por qué había necesitado tanto tiempo para dar una orden tan sencilla.

– ­Porque, señora, he tenido que comprobar si yo mismo podía reducir mi ración de azúcar antes de ordenar a otra persona que lo haga.

Nasrudín y las metáforas.

¿Educar es simplemente transmitir conocimientos?

El maestro Nasrudín contaba siempre una parábola al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempre entendían el sentido de la misma…

– ­ Maestro ­- lo encaró uno de ellos una tarde – ­ tú nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado…

-­ Pido perdón por eso. ­ – se disculpó el maestro ­ – Permíteme que en señal de reparación te convide con un rico durazno.

– ­ Gracias maestro ­ – respondió halagado el discípulo.

– ­ Quisiera, para agasajarte, pelarte tu durazno yo mismo. ¿Me permites?

– ­ Sí. Muchas gracias ­ – dijo el alumno.

– ­ ¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano el cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?

– ­ Me encantaría,… Pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro…

-­ No es un abuso si yo te ofrezco. Solo deseo complacerte… Permíteme también que te lo mastique antes de dártelo.

-­ No maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso! ­ – se quejó sorprendido el discípulo.

El maestro hizo una pausa y dijo:

-­ Si yo les explicara el sentido de cada cuento… sería como darles a comer una fruta masticada.